India y Pakistán volvieron a protagonizar un aumento significativo de las tensiones en la región de Cachemira, pese a haber acordado recientemente un alto el fuego. El pacto, anunciado por ambas partes, tenía como objetivo frenar la violencia transfronteriza que había causado más de 100 muertes en las últimas semanas, incluyendo civiles y fuerzas de seguridad.
Sin embargo, pocas horas después del anuncio, ambos países se acusaron mutuamente de haber violado el acuerdo. Explosiones fueron reportadas cerca de Srinagar, y unidades antiaéreas se activaron tras detectar actividad de drones en la zona fronteriza. Las Fuerzas Armadas Indias declararon que Pakistán realizó un ataque sorpresa, mientras que Islamabad responsabilizó a India por los disparos iniciales.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, el ambiente sigue siendo tenso. Ambos gobiernos mantienen posturas firmes: India sostiene que el alto el fuego es válido en todas las zonas de contacto, incluyendo la Línea de Control (LdC), mientras que Pakistán limita el acuerdo a las fronteras internacionalmente reconocidas.
Aunque Estados Unidos se ofreció como mediador, los avances han sido limitados. La población civil de la región continúa en situación de emergencia, con miles de personas desplazadas y servicios básicos interrumpidos por la violencia recurrente.
